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Estudios de respuesta vacunal

Cuando una persona encadena muchas infecciones continuadas como bronquitis, neumonías, sinusitis u otitis o diarreas y además es necesario testar si las inmunoglobulinas o anticuerpos en sangre estuvieran disminuidos. A esta situación se le denomina «hipogammaglobulinemia» que viene de «hipo» o poco, «gammaglobulinas» o inmunoglobulinas, es decir, proteínas que se acumulan en la fracción gamma del proteinograma, «em» en sangre e «ia» o estado patológico. Por tanto, niveles bajos de anticuerpos en sangre. 

Además de testar el nivel de inmunoglobulinas muchas veces cuando el diagnóstico de inmunodeficiencia no es aún firme solicitamos la realización de estudios de respuesta vacunal para evaluar la funcionalidad del sistema inmune o su competencia. Estos estudios se acompañan habitualmente de otros como  la medida de los anticuerpos frente a grupo sanguíneo o isohemaglutininas y de anticuerpos frente a virus que deberían ser positivos, resultado de infecciones, exposiciones previas o de vacunación como por ejemplo citomegalovirus, Epstein-Barr, Varicela-Zóster, Sarampión o Rubelola.

Finalmente se suele añadir un estudio más detallado sobre las células que producen los anticuerpos o linfocitos B, pero ese estudio será objeto de otra entrada del blog. Los estudios de respuesta vacunal se basan en la extracción de sangre antes y después de la vacunación, en un plazo de 3-4 semanas, para dar tiempo al sistema inmune para que produzca los anticuerpos de las vacunas en cantidad suficiente. 

Utilizamos dos tipos de vacunas, una constituida por proteínas como los del toxoide tetánico y otra constituida por azúcares, como los de las vacunas polisacáridas puras del neumococo (o el germen de la neumonía… o uno de ellos). Con la vacuna del toxoide tetánico se evaluará la producción de anticuerpos frente a proteínas y con la vacuna neumocócica, se evaluará la producción de anticuerpos frente a azúcares, dado que los mecanismos de los que se vale el sistema inmune para responder frente a estos dos tipos de sustancias son muy diferentes.

Existen dos tipos de vacunas de neumococo, la antigua o Pneumovax23, que contiene 23 tipos diferentes de neumococo, y la nueva o Prevenar 13. Ambas coinciden en algunos tipos de neumococo pero la antigua incluye 12 tipos que la nueva no contiene. Esto explica por qué es interesante completar la vacunación cuando ya se ha recibido una de las dos. La diferencia fundamental además de su contenido en diferentes tipos o grupos de neumococo, es el mecanismo por el que activan al sistema inmune. La vacuna nueva o Prevenar13, a pesar de tener menos cantidad de tipos de neumococo, es más eficaz estimulando la producción de anticuerpos. Este efecto se basa en que conjuga (por eso se llama vacuna conjugada) los azúcares del neumococo con proteínas que refuerzan la actividad del sistema inmune al llamar a la participación de otras células que llamamos linfocitos T. La antigua o Pneumovax23, sólo contiene azúcares, por lo que aunque tiene más tipos de neumococo, su potencial de estimular el sistema inmune es menor. 

En los estudios de vacunación nos interesa estudiar por separado cómo funciona la producción de anticuerpos frente a vacunas de azúcares (habitualmente contenidos en bacterias aunque no exclusivamente) y cómo funciona la producción de anticuerpos frente a proteínas (habitualmente en virus, aunque no exclusivamente). Como la vacuna conjugada se vale de ambos mecanismos a la vez para estimular la producción de anticuerpos, no nos sirve para hacernos una idea de la funcionalidad del sistema inmune del paciente en cuanto a la producción de anticuerpos. Por ello, recomendamos y recalcamos que se vacune con Pneumovax23 para los estudios de vacunación.

Como los niños ya están vacunados con la vacuna nueva Prevenar13, se han buscado otras vacunas de azúcares diferentes pero igual de seguras que el neumococo. Una de esas vacunas es la de la Salmonella typhi, y nos está sirviendo de gran utilidad para evaluar la respuesta de producción de anticuerpos en pacientes ya vacunados con la vacuna nueva del neumococo o aquellos que conservan títulos altos de anticuerpos frente al neumococo pero en los que se sospecha un defecto para la producción de otros anticuerpos.

Aunque pudiera parecer sencillo, el médico encargado de valorar la respuesta a las vacunaa debe estar correctamente entrenado para su análisis. Las grandes elevaciones de anticuerpos a las 3 semanas de la vacunación no suponen un reto diagnóstico pero sí cuando una de las dos vacunas falla y la otra no, o cuando la elevación de títulos no es tan clara. Es preciso conocer la técnica con la que se efectúan las medidas y estar familiarizado con estos estudios. Las respuestas alteradas a anticuerpos pueden encontrarse en personas inmunocompetentes y a veces es preciso revacunar o testar otras vacunas diferentes.